A tan solo tres meses de finalizar el año los propósitos y metas para 2020 empiezan a surgir, algunos de manera natural en continuidad a la gestión y a los logros, otros como interrogantes sobre las razones internas y externas que nos impidieron alcanzar objetivos o sobre las circunstancias y nuevas dinámicas del mercado.
La planeación implica una responsabilidad mayor a la que se presenta en el característico “propósito personal de año nuevo” en el que se anhela empezar a ir al gimnasio, pero llega mayo y ni siquiera hemos averiguado el costo de la inscripción en uno.
Cualquiera que sea la situación, proponer nuevas metas implica en muchos casos formular nuevas estrategias y tácticas, tanto en los asuntos misionales como en los procesos de soporte.
Tal es el caso de las comunicaciones. Las mejores y más eficientes estrategias de comunicaciones suponen:
- Identificar claramente a sus grupos de interés y sus expectativas; con ello, las oportunidades de construir o fortalecer el relacionamiento.
- Revisar el mensaje base, el concepto matriz que sustenta todas las formas de comunicación de su empresa, su marca y su portafolio.
- Definir los canales más adecuados para visibilizarse y posicionarse.
- Establecer los espacios de relacionamiento y participación de su marca.
- Contar con un plan para la gestión de las comunicaciones en situaciones de riesgo reputacional, cualquiera que sea su origen.