El mejor lugar para trabajar

Muchas de nuestras empresas confunden la seriedad y el formalismo, con el profesionalismo y la productividad y por eso son poco proclives a apuntarle a otras formas de contar su realidad. El humor por ejemplo.

La comunicación como herramienta de humanización:

Muchos gerentes y administradores con el rostro adusto, dan órdenes, dictan normas, mientras que la alegría, las buenas maneras y el buen humor, están reservadas para las fiestas de fin de año.

Nuestras organizaciones hablan del rostro humano, del interés por los diferentes stakeholders. Sin embargo muchas veces no se avanza más allá del slogan. ¿Qué puede ser más humano que la risa y el juego?

Afuera queda el padre de familia, la esposa, el hijo, la persona que paga arriendo y sufre por los precios de la educación para darle paso al profesional, “serio” que produce.

Y es en este ambiente tan formal que nos enreda, que los comunicadores corporativos tenemos mucho qué decir. Tal vez, lo que nos urge en las organizaciones es volver a la comunicación en su sentido amplio y básico: poner en común. Entendiendo que las empresas son espacios donde los seres humanos desarrollamos parte de nuestra vida, una parte fundamental sin duda como lo es el espectro profesional, pero sin que ello implique dejar de lado su faceta humana.

¿Que tal ensayar otras formas de comunicarnos?

¿Y si fortalecemos los valores corporativos a través del juego?

¿Por qué no explorar nuevos medios a través de las múltiples opciones que nos brinda la tecnología?

¿Podríamos arriesgarnos con nuevos formatos, nuevas formas?

Es en las empresas, cualquiera que ella sea, el lugar donde pasamos la mayor parte de la vida, incluso más que en el hogar y es por eso que

se hace indispensable que se convierta en el mejor lugar para estar y para ser.

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